Entre todos hemos descrito quién es un amigo/a de verdad: aquél en quien podemos confiar (fiarnos), con quien compartir alegrías y tristezas, ilusiones y esperanzas. Pero amistad significa también capacidad para darse, entregarse a los demás. Estar a punto para cuando nos necesiten. Por ello concluímos que para crecer como personas todos necesitamos de los amigos/as.
Hemos reconocido que también Jesús es una persona con amigos y amigas con los que compartió la fiesta, la alegría, y también sus momentos más importantes (la última cena...). Es verdad, Jesús no fue una persona solitaria; en su vida se rodeó de amigos (los doce, su madre María, la Magdalena, Zaqueo, Lázaro y sus hermanas...). Lo mejor de todo: ¡yo, tú, nosotros.... podemos ser sus amigos!
Qué bien si todos y cada uno de nosotros podemos llegar a cantar a quien esté a nuestro lado: "Hay un amigo en mí" (pincha el ENLACE)
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